lunes, 3 de abril de 2023

Plan de 10 puntos de Maria Ressa, Premio Nobel de la Paz 2021, para abordar la crisis de información

Apelamos a todos los gobiernos democráticos respetuosos con los derechos a:

1. Exigir a las empresas tecnológicas que lleven a cabo evaluaciones independientes sobre su impacto en los derechos humanos, que tendrán que hacerse públicas, así como demandar transparencia en todos los aspectos de su negocio (desde la moderación de los contenidos hasta el impacto de los algoritmos en el procesado de datos, pasando por las políticas de integridad).
2. Proteger el derecho a la intimidad de los ciudadanos mediante leyes robustas de protección de datos.
3. Condenar públicamente los abusos contra la libertad de prensa y contra los periodistas en general, y comprometerse a financiar y asistir a medios de comunicación independientes y a periodistas sometidos a ataques.

Instamos a la Unión Europea a:

4. Ser ambiciosa a la hora de hacer cumplir las Leyes sobre Servicios y Mercados Digitales para que esas leyes signifiquen algo más que simple “papeleo” para las empresas y para que estas se vean obligadas a aplicar cambios en sus modelos de negocio, como el de poner fin a la amplificación algorítmica que amenaza a derechos fundamentales y esparce la desinformación y el odio, incluidos los casos en que los riesgos tienen su origen más allá de las fronteras de la UE.
5. Proponer urgentemente una legislación que prohíba una publicidad de vigilancia, reconociendo que dicha práctica resulta fundamentalmente incompatible con los derechos humanos.
6. Hacer cumplir adecuadamente la Regulación sobre la Protección de Datos Generales para que los derechos sobre los datos de las personas sean finalmente una realidad.
7. Incluir potentes salvaguardas para la seguridad de los periodistas, la sostenibilidad de los medios de comunicación y las garantías democráticas en el espacio digital en la redacción de la próxima Ley Europea de Libertad de los Medios de Comunicación.
8. Proteger la libertad de los medios de comunicación cortando de raíz la corriente de desinformación. Ello implica que no deberían existir exenciones especiales ni trajes a medida para ninguna organización ni individuo en ninguna legislación relativa a tecnología o medios de comunicación. Con los flujos de información globalizados, ello supondría entregar un cheque en blanco a los gobiernos y los actores no estatales que producen desinformación a escala industrial para dañar las democracias y polarizar las sociedades en todo el mundo.
9. Plantar cara a la extraordinaria maquinaria de los lobbies, a las campañas de astroturfing [técnica publicitaria usada en redes sociales para crear una corriente de opinión falsa] y a la existencia de puertas giratorias entre grandes empresas tecnológicas e instituciones de gobierno europeo.

Llamamos a la ONU a:

10. Designar a un enviado especial del Secretario General de Naciones Unidas concentrado en la Seguridad de los Periodistas (SESJ), que desafíe el statu quo y, finalmente, eleve el precio de atentar contra los periodistas.