lunes, 8 de abril de 2013

ENTREVISTA CON MATTHEW JOCKERS

ENTREVISTA CON MATTHEW JOCKERS

Mi última entrevista hasta la fecha. Y como siempre digo: espero que la última.
Antes de empezar, el blog del autor: http://www.matthewjockers.net/

ANDRÉS LOMEÑA: Su libro Macroanálisis es un nuevo acercamiento a la historia literaria en la era del big data. Sostiene que la lectura atenta [close-reading] sería como la microeconomía, mientras que el macroanálisis cuantitativo se correspondería con la macroeconomía. Estoy seguro de que será modesto y no apostará por la existencia de ningún “elixir metodológico”. Sin embargo, me pregunto si su investigación no relega al olvido o a la basura los hallazgos de autores como René Wellek, Auerbach, Ian Watt, Curtius, Tania Modleski o Stephen Greenblatt.
MATTHEW JOCKERS: Sostengo que la lectura atenta [close] y la distante [distant] son complementarias. No veo el macroanálisis como un desafío a formas “más viejas” de la erudición literaria, y no imagino que el macronanálisis vaya a convertir los estudios tradicionales en algo obsoleto, relegándolos al olvido o a la basura, como tú dices.
Admiro mucho a los autores que mencionas y yo cito en mi libro a dos de ellos, Watt y Auerbach. En lugar de la antítesis “grande versus pequeño”, o “atenta versus distante”, me gustaría sugerir que el macroanálisis ofrece otra aproximación a la escritura de la historia literaria. Lo que lo hace único es que emplea una forma distinta de elaboración de argumentos o hipótesis. El macroanálisis aspira a una historia literaria basada en una gran operación de recopilación de evidencias; aunque la obra puede en ocasiones desafiar las visiones existentes de la historia literaria, no está diseñada para ese propósito.

A.L.: Ésta es una pregunta fácil de responder: ¿es el macroanálisis una especie de análisis sintáctico mientras que la lectura atenta es un análisis más bien de tipo semántico?
M.J.: No creo que sea correcto caracterizar esas opciones como específica o exclusivamente sintácticas o semánticas. Metodológicamente, las dos escalas de análisis son muy parecidas, y pienso que ambas están interesadas en traer ciertos detalles textuales a nuestro campo de estudio. Esto es algo que Julia Flanders y yo hicimos hace unas semanas en un discurso de apertura que dimos en la Universidad Northeastern. Nos pidieron escenificar un debate sobre los grandes datos contra los pequeños, y en el transcurso de ese debate, llegamos a la conclusión de que la escala es en cierto sentido irrelevante. Tus lectores pueden encontrar un enlace a la transcripción de nuestra presentación aquí: http://www.matthewjockers.net/2013/03/28/a-matter-of-scale

A.L.: Franco Moretti y usted son unos pioneros en este tipo de estudios. ¿Cuáles son vuestros predecesores? Estoy pensando en los formalistas rusos para los métodos cuantitativos y con pretensión de objetividad y en Ferdinand Brunetière para las ideas evolucionistas o darwinistas.
M.J.: Me siento halagado por el cumplido. Por supuesto, estoy en deuda con mis predecesores, especialmente con los formalistas, cuyos audaces trabajos sobre historia y evolución literaria estaban muy adelantados a su tiempo. Algunas de las grandes preguntas que intento afrontar en el libro pueden rastrearse hasta llegar a los formalistas. Tinianov, por ejemplo, escribe en 1927 sobre cómo uno no debe “estudiar el fenómeno literario fuera de sus interrelaciones”. En pocas palabras, ése es mi proyecto: estudiar el fenómeno literario en contexto y a gran escala, y aquí, por supuesto, es donde interviene el tema computacional.

A.L.: El crítico literario Stanley Fish ha dicho que las Humanidades Digitales socavan nociones como las de autoridad o preeminencia. ¿De qué tiene miedo? Parece que Fish va camino de convertirse en un nuevo Harold Bloom. Por otra parte, me gustaría saber si las Humanidades Digitales convergerán de alguna forma con los Estudios Culturales, algo con lo que probablemente estaría de acuerdo Kathleen Fitzpatrick.
M.J.: Creo que los comentarios de Fish sobre el peligro de las Humanidades Digitales son desatinados, pero eso es porque creo que malinterpreta el término “Humanidades Digitales”. Para que quede claro, yo tampoco comprendo lo que describe ese término y he estado haciendo “Humanidades Digitales” desde principios de los noventa. Criticar y debatir las HD es como intentar agarrarse a Proteo cuando éste cambia de león a agua. Es una trampa y Fish cae en ella: primero en ver el argumento de Fitzpatrick como el de “Las Humanidades Digitales”; en segundo lugar, por mezclar los blogs con las Humanidades Digitales; y en tercer lugar por ver las Humanidades Digitales como una agenda política específica o implícita (y eso es sólo el primer post de su serie sobre HD). Todo lo que Fish sostiene es incorrecto y correcto al mismo tiempo. Hace algunos años, cuando se pedía una definición de Humanidades Digitales escogí el modo Bartleby y respondí: “Preferiría no hacerlo”. Tengo que confesar el término HD es bastante inútil como forma de describir una aproximación al estudio de la literatura o de la historia. Incluso quienes se identifican como “humanistas digitales” discuten sobre lo que significa el término. Hace unos meses, me pidieron que ofreciera un consejo valioso de unos 3 o 4 minutos para recién llegados a las Humanidades Digitales. Como parte de ese consejo hablé sobre el amplio espectro de actividad que recae sobre esa etiqueta. Luego advertí: “Gastad muy poco tiempo pensando qué son y emplead tanto tiempo como podáis en hacer Humanidades Digitales”. Luego seguí diciendo que lo importante es la obra que uno hace, no cómo se la define. Puedes encontrar mi “Consejo para principiantes de las HD” en mi blog:
http://www.matthewjockers.net/2013/01/03/advice-for-dh-newbies

A.L.: La sociología de la literatura no ha avanzado absolutamente nada en cuanto al estado actual de la literatura. Hay decenas de subgéneros nuevos y poco estudiados como la chic-lit, el steampunk o el new weird. Además, creo que se deberían tener en cuenta las ventas de las editoriales y datos como los que ofrece Nielsen BookData. Es decir, hablo de una convergencia entre el macroanálisis y Mercaderes de la cultura de John B. Thompson (el mejor estudio hasta el momento sobre la industria editorial. ¿Veremos algo en esta línea?
M.J.: Recientemente varios colegas y yo anunciamos un proyecto de investigación para abordar ese tipo de preguntas, y casualmente, ese esfuerzo se lleva a cabo con la colaboración de booklamp.org (que mencionas en tu siguiente pregunta). Esta nueva iniciativa en la investigación, a la que hemos llamado “Unfolding the Novel” (http://www.matthewjockers.net/2013/02/20/unfolding-the-novel), es una colaboración entre académicos y estudiantes de la UNL y de Standford, la Universidad de Arizona y Booklamp. Uno de los objetivos principales del proyecto es crear mapas de las tendencias estilísticas y temáticas durante 300 años de literatura creativa, a través de múltiples géneros, incluyendo algunos géneros populares como el romance y la ciencia-ficción. Una de las cosas interesantes de este proyecto es que analizaremos datos literarios de libros escritos en el transcurso de tres siglos, desde 1700 a 2000.

A.L.: ¿Cuál es su opinión sobre el “Proyecto del genoma de los libros” (http://booklamp.org)?
M.J.: Estoy muy contento por el trabajo que se está haciendo en el Book Genome, pero tengo que reconocer que he estado trabajando durante varios años con el equipo del Book Genome como asesor en la investigación y ahora formo parte de ellos en el proyecto “Unfolding the Novel”.

A.L.: ¿Qué herramientas de visualización de datos nos recomendaría? ¿Gephy, Many eyes, Google Charts?
M.J.: Aunque la visualización de datos es una parte clave de mi obra, de ninguna manera me considero un experto en la visualización de datos. Con eso como advertencia, hay un número de herramientas que he encontrado útil para el análisis estadístico de datos y para la visualización. Mi herramienta favorita de todas es R. El paquete ggplot en R es maravilloso y cada día alguien está creando un nuevo paquete para alguna otra tarea orientada a datos. No está de más decir que R es de código abierto y la comunidad de usuarios ha explotado durante los últimos cinco años. Cuando empecé con R, la ayuda era muy difícil de conseguir. Actualmente Internet está llena de recursos para aprender a programar con R. Cuando se trata de explorar paquetes de datos [network packages], prefiero Gephi antes que otros paquetes disponibles en R. Desde luego no soy un gurú de Gephi, aprendí casi todo lo que sé sobre ese software de Elijah Meeks:
https://dhs.stanford.edu/author/emeeks

A.L.: El género literario es una característica estructural mientras que un “mundo ficcional” es un rasgo macroestructural. Esta idea está bastante próxima a su analogía entre macroanálisis cuantitativo y macroeconomía. ¿Es posible una convergencia entre el macroanálisis y la teoría de los mundos posibles? Es decir, una historia del crecimiento o declive de ciertas mundos literarios a través de la historia.
M.J.: Ése es un trabajo muy interesante y se parece a algunas de las cosas que hemos estado pensando en el proyecto “Unfolding the Novel”. El truco con estos trabajos es resolver cuáles son esas características y luego determinar si pueden ser detectadas algorítmicamente.

A.L.: Para terminar, nos gustaría conocer algunos de sus gustos literarios.
M.J.: Hace poco se refirieron a mí como un “quant” [analista cuantitativo] literario, y como esa etiqueta tiende a evocar imágenes de un androide procesando números, agradezco que me preguntes por mis gustos. Me encanta mi trabajo cuantitativo, pero también soy un lector e incluso un lector atento. Crimen y castigo, que leí por primera vez en el instituto, fue la puerta de entrada que me condujo hacia el estudio de la lengua inglesa. El Ulises de Joyce fue el libro que me llevó a la universidad y al estudio doctoral centrado en la literatura irlandesa. Nunca me cansaba de estudiar Ulises: sospecho que esto ocurría en la misma parte de mi cerebro que disfruta con las matemáticas y el cálculo. El último gran libro contemporáneo que leí fue Meridiano de sangre de Cormac McCarthy. Es un libro increíblemente violento, pero también, a mi entender, es una obra maestra en estilo, forma y contenido.

Andrés Lomeña
8 de abril de 2013