Cognitivamente, es más fácil decir la verdad que mentir (con la excepción del mentiroso compulsivo, entrenado en la mentira).
Del mismo modo, para algunas personas y en algunos contextos es más fácil creer que "no creer".
¿Para qué personas? Para los crédulos, evidentemente. No me extenderé aquí.
¿En qué contextos? Sospecho que en aquellos en los que no son especialmente hábiles. Ejemplos:
- Para personas con poca "competencia" en temas espirituales, es probable que sean más crédulos en cuestiones religiosas.
- Para personas con poca competencia científica, es probable que sean más crédulos ante los resultados de la ciencia.
- Para quienes tienen poca competencia tecnológica, es probable que sean más crédulos con las cadenas de mensajes de correo electrónico que se suelen enviar.
El último bulo que me ha llegado a los oídos es que si marcas tu código PIN al revés en el cajero automático, se alerta a la policía de inmediato porque estarías indicando que alguien te está obligando a sacar dinero.
Según lo que he dicho unas líneas más arriba, la falta de competencia explicaría por qué las personas se creen estas mentiras... pero nada sabríamos acerca de por qué "persisten" las mentiras.
Mi hipótesis es tan sencilla que resulta estúpida: nadie se molesta en comprobarlas.
Esta falta de interés, en cambio, sí tiene alguna repercusión sobre la teoría, que es lo que me interesa. Los psicólogos sociales idearon una fórmula para el rumor:
RUMOR = IMPORTANCIA X AMBIGÜEDAD
Yo creo que aquí hay algo equivocado. El rumor no puede depender directamente del nivel de importancia porque si fuera muy importante, alguien comprobaría la veracidad de lo que se dice y se desmontaría rápidamente el rumor.
Por lo tanto, el rumor debe tratar un tema "lo suficientemente importante" como para que alguien lo comente (en una conversación distendida es suficiente), pero no tanto como para que la gente lo compruebe.
Volvamos al bulo del cajero. ¿Quién va a comprobar lo del cajero automático? ¿Para qué? ¿Qué más da si es verdad o mentira? Habrá a quien no le importe comprobarlo... ¿pero quién se acordaría? ¿Y si fuera verdad? Entonces acudiría la policía y te habrías metido en un lío innecesariamente.
Afortunadamente, no es necesaria la comprobación empírica. Basta con mirar por Internet:
http://www.microsiervos.com/archivo/leyendas-urbanas/bulo-pin-reves-cajero.html
En este enlace se puede comprobar que todo es mentira. Pero claro, siempre persistiría la duda, así que he perdido 5 minutos de mi vida en acudir al cajero y poner mi código PIN al revés.
ERROR.
No he podido sacar dinero.
Soy consciente de que mi demostración desincentivará a quienes quisieran comprobar el bulo por ellos mismos. Quizás yo podría estar extendiendo un anti-bulo. En cualquier caso, creo que el sentido común se impone y además, todos podéis perder un par de minutos como yo.
En definitiva, las mentiras persisten porque suelen ser poco importantes para demostrar su falsedad.
Hay otras mentiras, mucho más importantes (como la de participar en guerras), que no comprobamos porque no tenemos a disposición la información pertinente... pero eso es otra historia. Sin embargo, creo que el mecanismo que interviene en bulos estúpidos es el mismo que el de los bulos sobre temas políticos y asuntos nacionales:
La gente tiene poca competencia en "deliberación", "debate" y "democracia", tiende a creer imbecilidades y no puede comprobar su falsedad o no le interesa tanto como para hacerlo. De hecho, la gente "ideologizada" prefiere no comprobar las cosas... es más fácil vivir en la ambigüedad, en el convencimiento de que se tiene razón y en la ignorancia.
Lo que apuntas de que la gente ideologizada prefiere no comprobar las ocsas es bien cierto. Es un sesgo cognitivo, el sesgo de confirmación, mediante el cual se rechazan las ideas que pongan en duda nuestra cosmovisión. Es por eso que todos deberíamos leer más sobre los puntos de vista opuestos a los nuestros. En cambio, estamos contentos de comprar libros con los que sabemos que vamos a estar de acuerdo....
ResponderEliminarNo he leído nada de Hilary Putnam, pero dicen de este filósofo que su peor adversario es él mismo. Durante sus muchos años de aprendizaje, se ha rebatido a sí mismo una y otra vez. Al final han quedado como dos o tres versiones "coherentes" de Putnam. Creo que este ejercicio es mucho más sano que morir marxista o víctima del cualquier otro "ismo".
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