FICTIONS OF THE COSMOS es una obra maestra de los estudios de la ciencia y la literatura.
ENTREVISTA CON FRÉDÉRIQUE AÏT-TOUATI
ANDRÉS LOMEÑA: En primer lugar, le felicito por su merecido premio MLA-Scaglione de Literatura Comparada. Eric Hayot elogió su libro Fictions of the cosmos y no me sorprende en absoluto. ¿Cuánto le ha llevado completar este proyecto y cuáles fueron los principales obstáculos en su investigación?
FRÉDÉRIQUE AÏT-TOUATI: El proyecto tiene una historia muy larga y nace de mi amor por la literatura, las ciencias y las técnicas. Nunca entendí por qué tantas personas las consideran culturas opuestas, cuando en realidad tienen mucho en común. Una de mis primeras aspiraciones era comprender este “malentendido”, por así decirlo, y regresar al origen de la división. Tuve que estudiar historia de las ciencias e historia de la literatura, que era en lo que había formado inicialmente. Estuve algunos años en la Universidad de Cambridge con Simon Schaffer para aprender lo suficiente sobre ciencia y así poder adentrarme en los textos científicos y literarios. El proyecto en sí era para un doctorado, pero luego se convirtió en dos libros: Fictions of the Cosmos para la editorial de la Universidad de Chicago, y Contes de la Lune para Gallimard, un breve ensayo dedicado a la relación entre ficción y pensamiento científico.
Todo el proceso me llevó alrededor de seis años y estuvo lleno de obstáculos, pero también conté con colaboradores y con la ayuda de mucha gente. El principal obstáculo era convencer a los teóricos de la literatura de que es pertinente estudiar juntos los textos literarios y los científicos, y que no pertenecen a reinos apartados de la mente humana. Es llamativo que los historiadores de la ciencia (al menos a quienes he conocido de los science studies: Bruno Latour, Simon Schaffer, Peter Galison y Lorraine Daston) fueron mucho más abiertos a mi hipótesis y recibieron con gran generosidad y curiosidad a una académica de la literatura interesada en los textos científicos. El mayor obstáculo conceptual era definir las nociones más volubles: ficción, hipótesis, probabilidad o verosimilitud varían su significado tanto en el dominio científico como en el literario. Tuve que redefinir cuidadosamente esos conceptos para saber dónde se interpolaban.
A.L.: Usted distingue lo “ficticio” (la ilusión, el error, el engaño) de lo “ficcional” (una herramienta heurística más). También intenta superar las dicotomías entre hechos y ficciones, entre lo científico y lo literario, a la vez que narra los viajes cósmicos y los sueños de autores como Kepler, Hooke, Huygens y Fontenelle. Incluso llega a sugerir que la astronomía y las controversias científicas están en el corazón del nacimiento de la novela como género. ¿Era su propósito darle una “nueva dignidad” a la ficción y a la ciencia?
F.AÏT-T.: Sí, llevas toda la razón. Estudiando textos de Kepler, Hooke y otros filósofos naturales de la época descubrí que la ficción era en realidad una herramienta importante. De hecho, una de las más importantes al servicio de los astrónomos. Por otro lado, estaba aturdida por el desprecio de algunos críticos cuando hablaban sobre la “ficción”, o incluso sobre la literatura en general, como si pertenecieran al reino de la fantasía, los sueños y otras bagatelas. Al confrontar este prejuicio con el uso “serio” de la ficción, mi ambición era redefinir la ficción como una capacidad esencial de la mente humana para imaginar, probar e intentar: una herramienta heurística. En otras palabras, estaba intentando dar una nueva dignidad ontológica a los seres de ficción que habitaban nuestras vidas, nuestro mundo y que lo transforman de diferentes formas.
El resultado de mi investigación fue ir más allá de la dicotomía que usamos normalmente (especialmente entre hechos y ficciones) para entender los diversos grados de ficcionalidad, más que tener una visión en blanco y negro en la que algo es o ficticio o real; en los textos que he estudiado hay más o menos ficción, pero siempre hay algo de ficción, la cual es difícil de localizar y aislar de los “hechos”. Eso es lo que me fascina de la ficción: ver hasta qué punto penetra en los textos fácticos y en nuestra realidad. En cuanto a la ciencia, es muy provocativo afirmar que está hecha tanto de “ficciones” como de hechos. Una vez más, esto sólo es un problema si la ficción significa mentira. Si la ficción significa hipótesis, intentos, narrativa, investigación, uno comprende de inmediato por qué es tan central para el proceso científico.
A.L.: Su libro se centra en el siglo XVII y he disfrutado de capítulos maravillosos como el que dedica a Margaret Cavendish, una autora a la que nadie conoce por estos lares. ¿Leeremos sobre nuevos autores y épocas en la antología que prepara sobre ciencia y literatura? Echo en falta a novelistas como Julio Verne y H.G. Wells.
F.AÏT-T.: El siglo XVII fue un punto de partida ideal para mi investigación porque aquello fue antes de “la gran bifurcación” que menciono en la conclusión: antes de que hubiera una gran separación entre las instituciones y los modelos educativos. Uno podía ser astrónomo “y” poeta, como Kepler; escritor “y” matemático, como Fontenelle, y así sucesivamente. Desde el siglo XVIII en adelante, las cosas cambian y escritores como Julio Verne y H.G. Wells tienen que cruzar una frontera. La relación entre la ciencia y la literatura es más como una relación de préstamos y apropiaciones. Eso también es muy interesante, pues hay un nuevo tipo de conexiones que me gustaría evocar en la antología que preparo.
A.L.: Según su explicación, las ficciones y las visiones se fueron reemplazando por imágenes que suponían un nuevo estatus de la “prueba científica”. En la actualidad, las imágenes ya no son grandes creadoras de verdad porque pueden ser modificadas digitalmente. ¿Qué puede decirnos sobre su próximo proyecto acerca de la historia de la percepción?
F.AÏT-T.: Me interesa mucho la historia de los conceptos que se ven como ahistóricos. Uno de mis grandes modelos ha sido el libro Objetividad de Raine Daston y Peter Galison. El concepto de percepción es un ejemplo fascinante de cómo una idea cambió a través del tiempo. La forma de ver el mundo no ha sido siempre igual. En ese sentido, el estatus de las imágenes será crucial en mi próximo libro. Éstas llegan a ser pruebas durante el siglo XVII y en la actualidad pueden transformarse y trucarse. ¿Cuáles son nuestras nuevas pruebas? ¿En qué podemos creer? En este proyecto, al igual que en el anterior, estoy interesada en los intercambios entre la historia de la tecnología, el arte y la literatura.
A.L.: Usted propone añadir al estudio de la literatura una “lógica óptica” con dos características: el distanciamiento y la distorsión. ¿Aspira a contribuir de manera significativa a la teoría de los mundos ficcionales?
F.AÏT-T.: No sé si eso puede ser una contribución a la teoría de los mundos ficcionales, pero espero que lo sea a la teoría general de la ficción. En muchos textos literarios y científicos, la escritura es una forma de decir cómo ves el mundo. La relación entre la ficción y la óptica es cada vez más nítida en mi investigación, de ahí que el nuevo proyecto vaya sobre visión y percepción. Mi hipótesis actual (que aún necesito contrastar) es que la ficción puede interpretarse como una herramienta más (entre muchas otras, especialmente los instrumentos científicos) para ver y describir el mundo.
A.L.: Me consta que ha colaborado con Bruno Latour en el Gaïa Global Circus...
F.AÏT-T.: Sí. Es una experiencia fascinante de creación e investigación. He trabajado en este proyecto como directora de escena y como investigadora. Para mí fue una oportunidad de probar mi propia tesis: el arte y el pensamiento no están divididos, pertenecen al mismo mundo y la división entre los llamados “artistas” y los “investigadores” es problemática. Ésta es una de las cosas que dividen nuestras mentes y nos impiden considerar los problemas a escala completa. Gaïa Global Circus es un proyecto teatral que empezamos con Bruno Latour hace cuatro años y se estrenó la semana pasada en Toulouse. La obra se representará en Reims, Karlsruhe, Neuchatel, Estados Unidos y quizás en Brasil. La ciencia y el teatro se unen para intentar afrontar, con las herramientas dramatúrgicas, esta nueva entidad que Bruno llama Gaïa, pero esto podría ser el tema de otra entrevista...
A.L.: Seguiré muy atento a su obra. Muchas gracias.
F.AÏT-T.: Gracias a ti por tu interés y por favor, ven a la obra de teatro: estamos intentando experimentar sobre el escenario con el poder de la ficción...
Andrés Lomeña
5 de octubre de 2013
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