lunes, 27 de mayo de 2013

ENTREVISTA CON JONATHAN CULLER

Dos conversaciones antiguas que recupero. Están en orden cronológico.

Dos conversaciones antiguas que recupero. Las pongo en orden cronológico.

PREGUNTA: Muchos autores tienen una concepción de la teoría fuertemente retórica y autocomplaciente. En mi opinión, una de sus virtudes es su capacidad pedagógica. ¿Cuáles son los elementos esenciales que deberíamos aprender de la teoría literaria?

JONATHAN CULLER: Estoy contento de que hayas disfrutado con la lectura de mi trabajo. Lo que nosotros deberíamos aprender depende en gran medida de lo que "nosotros" somos y qué queremos llegar a ser. Es importante hacer hincapié en la "teoría", tal como la llamamos hoy por hoy, que es algo mucho más amplio que la teoría literaria e incluye muchos elementos de filosofía y teoría social, así que hay muchas trayectorias posibles aquí. Si entendemos la teoría literaria en su sentido más estricto, recomiendo "Breve introducción a la teoría literaria", que es mi obra más traducida y mejor vendida, donde intento hablar sobre los elementos más básicos en teoría literaria (Cuestiones como la naturaleza de la literatura, la distinción entre poética y hermenéutica, la naturaleza de la narrativa y sus elementos de análisis, las funciones de las figuras literarias, etcétera).

P: ¿Qué ocurrirá después de la corriente postestructuralista (Derrida, Barthes, Foucault, etcétera)?
J.C.: ¡Ya desearía yo saberlo! Desde luego, si pudiera presagiar el futuro, sería rico. En los estudios literarios y culturales, al menos en EEUU, nosotros tuvimos un periodo historicista, deudor del pensamiento de Foucault, y esto ha sido visto con frecuencia como el sucesor natural del postestructuralismo. Pienso que ahora estamos viendo un regreso hacia intereses estéticos, que durante un tiempo fueron vistos como un concepto feo (Elitista, que intenta escapar de la historia); los estudiantes están interesados en leer a Kant, Hegel y Derrida de nuevo, así que quizás tendremos algo así como un neo-postestructuralismo.

P: Baudrillard habla del arte como simulacro. Ya no hay trabajos innovadores, según él. Todo es demasiado explícito, el arte está disolviéndose... toda creación es algo reciclado, regurgitado, que siente lástima de sí mismo, donde ya no hay jerarquías de valor claras. El arte se convierte en idea, en ideología. ¿Cuál es su opinión sobre la muerte del arte?
J.C.: Pienso que cualquier trabajo desarrollado en el espacio del arte deviene en arte, incluso cuando se produce como un intento de reaccionar contra él. Uno de los problemas para los artistas de hoy es que muchos retos han sido intentados ya, así que es complicado innovar mediante el desafío, pero de una forma o de otra el nuevo arte aparecerá porque hay un espacio para ello en el sistema de la cultura contemporánea.

P: ¿Es la estética de la recepción, con Wolfgang Iser a la cabeza, una corriente en trance de extinción?
J.C.: Creo que la idea de la estética de la recepción ha sido asimilada dentro del pensamiento crítico contemporáneo, de modo que éste ha llegado a tener varias posibilidades. Nadie sostiene que el trabajo artístico sea sólo una cuestión de recepción. Las ideas de Iser fueron siempre bastante moderadas; habla de puntos de indeterminación (Unbestimmtheitsstellen), en los que hay un espacio para que los lectores concreticen ese vacío. Esta sensata idea es perfectamente válida en la actualidad, pero no parece suficiente como para llamarla "teoría".

P: ¿Qué intelectual prefieres, Gérard Genette, Paul Ricoeur or Harold Bloom?
J.C.: Gérard Genette. Él todavía es una figura central para el estudio de la narrativa. Solamente Monika Fludernik ha tenido un trabajo narratológico que rivaliza con el de él (Su libro "Towards a natural narratology" merece ser mucho más conocido). El trabajo filosófico de Ricoeur nunca me ha atraído demasiado. En cuanto a Bloom, tras su poderoso comienzo (La angustia de la influencia), ha publicado una serie de libros en los cuales él busca ser el árbitro de la cultura y celebrar la literatura en un idioma humanístico, lo que ha rebajado sus primeros trabajos. El joven Bloom todavía me resulta importante, pero prefiero a Genette entre las figuras intelectuales.

P: ¿Dónde está Tzvetan Todorov y otros pensadores? Los estructuralistas parecen desaparecidos. ¿Necesita el movimiento un nuevo reto?
J.C.: Todorov ha sido una figura muy importante en la institución francesa como cabeza del CNRS, pero esta importancia ha llegado con el abandono de los proyectos estructuralistas de su juventud. Creo que los estudios culturales deberían regresar a los proyectos inacabados del estructuralismo.

P: ¿Tienen los estudios culturales alguna posibilidad de hacer progresos en la actualidad? Se les ha criticado continuamente por su falta de metodología.
J.C.: Sí, los estudios culturales son el heredero no reconocido del estructuralismo y esto debería ser bien conocido por ambos para regresar a los programas metodológicos del estructuralismo, lo cual implica que la cultura consiste en un número de "lenguajes" cuyas gramáticas deberían ser estudiadas y descritas, solamente como intentos que hacen explícitas las convenciones que hacen posible la comunicación lingüística. Hay un capítulo sobre esto en mi nuevo libro, "The Literary in Theory".

P: ¿Cómo es la relación entre estructuralismo y deconstrucción?
J.C.: Es una pregunta difícil, pero creo que hay una sección en mi libro "Sobre la deconstrucción" en el que intento situar la deconstrucción dentro del estructuralismo, como una forma de entendimiento de las funciones del lenguaje. Otros, por supuesto, verían la deconstrucción de una forma muy distinta.

P: ¿Qué novela nos recomienda?
J.C.: Soy un gran aficionado de Elizabeth Bowen, quien me parece la mejor novelista británica del siglo veinte (más grande que Woolf, Lawrence, etc.). Su prosa no es fácil de apreciar, por eso sin percibir la extraña elegancia de sus oraciones sus novelas costumbristas parecen más bien limitadas, lo cual es seguramente el motivo de por qué ella no es más conocida, pero yo recomendaría "La muerte del corazón", para empezar.

P: Para terminar, díganos alguna de sus expectativas e ilusiones en la vida.
J.C.: Sueño con la paz mundial, pero eso no es muy interesante. Soy aficionado al helado de café. Por definición otros estarían mucho mejor situados para hablar de mis ilusiones que yo mismo. Éste es el principio de De Man en "Ceguera e iluminación".

CONVERSACIONES CON JONATHAN CULLER 2

1) Hay demasiadas “narratologías” o teorías de la narración. ¿Cuál prefiere, la de Stanzel, la de Bal o la de Genette, si es que prefiere alguna? David Herman habla de estas narratologías como clásicas, a la que se acusa de frías, antihistóricas y antihumanistas. ¿Podremos ver una reconciliación entre las diferentes propuestas?
Creo que Bal ha refinado a Genette, pero también es muy valiosa, a mi juicio, la narratología de Monika Fludernik. “Towards a Natural Narratology” incorpora las dimensiones cognitivas e históricas dentro del análisis narratológico. Desgraciadamente, este importante libro fue publicado en tapa dura a un precio de más de cien dólares, aunque ella se ha comprometido a publicar una introducción accesible esta primavera.

2) Me he interesado por la fenomenología de la lectura para comprender la variedad de interpretaciones de una obra. La lectura nunca es un hecho autónomo: siempre hay personas, análisis o instituciones que contribuyen o fuerzan el sentido de los textos. Sin embargo, esas comunidades interpretativas nunca son algo monolítico: hay batallas dentro y fuera de esos grupos. Así que pensé que debería seguir las transformaciones continuas de los significados, lo cual me acerca bastante al postestructuralismo y su creencia en los sentidos no estables de un texto. El sociólogo Bruno Latour diría que no hay explicaciones, sólo descripciones densas. En definitiva, debo confesar, como ya puede imaginar, que estoy atrapado en una jaula textualista y espero que pueda ayudarme.
Hay varios caminos para el significado que pueden ser asociados a las obras literarias, lo cual puede emplearse con distintos fines. Puedo aceptar la afirmación de Latour, que reescribiría así: la interpretación no es la explicación (aunque por supuesto busca explicar problemas particulares), pero pienso que la poética en principio trata de proveer explicaciones, al menos en el sentido de ofrecer modelos: qué posibilita que una obra tenga los significados que tiene para los lectores. La cuestión clave es si tomas los significados como un sentido que hay que rescatar (descubrir o inventar) o como un fenómeno que los lectores atestiguan y cuya experiencia se da y se explica.

3) ¿Qué opina de la semántica de los mundos posibles en la teoría literaria?
No he estado muy interesado en esta cuestión, en parte por su sesgo al entender que la obra literaria es siempre vista como representación de un mundo, lo cual es quizás adecuado para la mayoría de las novelas, pero no para toda la literatura.

4) Quizás estamos obsesionados, como los físicos, por una teoría unitaria o “teoría del todo”. ¿Habrá una gran convergencia en el futuro?
No sé si sucederá algo así. Probablemente se darán divergencias, ya que como dije hay muchos usos diferentes con los que emplear las obras literarias y muchas perspectivas diferentes desde las que pueden estudiarse. Al menos albergo la esperanza de que un revival de la poética pueda traer alguna convergencia desde una posición particular como la suya.

5) ¿Cree en eso que llaman “académicos sin escuela”?
No creo que la noción de “escuela” sea particularmente útil.

19/03/09
Andrés Lomeña

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