miércoles, 8 de mayo de 2013

ENTREVISTA CON DANIEL CHAMOVITZ

Llevo unos años haciendo entrevistas, unas mejores y otras peores (me siento bastante orgulloso de unas pocas).

En este caso, copio aquí una de las peores que he hecho... pero es la más reciente y el tema me interesaba mucho. Después de todo, estas minientrevistas son un ejercicio de divulgación, una forma de compartir mis inquietudes y de trasladárselas a quien gasta unos minutos en leerme.

LO QUE SABE UNA PLANTA es un libro sobre cómo las plantas "huelen" gracias al etileno que desprenden, "ven" gracias a los fotorreceptores y "sienten" gracias a la propiocepción. La minientrevista sólo es una invitación a la lectura, nunca un ahorro de la misma (como siempre ha querido un amigo mío con la frase: "¿De qué va el libro?", queriendo un resumen para así no leerlo, como si ese atajo valiera para llegar a la meta del mismo modo).

Dedicada a mis queridos biólogos, a quienes pido disculpas por anticipado por todas las torpezas, preguntas tontas, errores de traducción o cualquier otra cosa que haya podido cometer.

¡PRÓSPEROS DÍAS!

ENTREVISTA CON DANIEL CHAMOVITZ

Autor de Lo que sabe una planta
http://www.whataplantknows.com

ANDRÉS LOMEÑA: En primer lugar, ¡enhorabuena! Siempre quise leer un libro como el suyo, pero La vida secreta de las plantas era pura pseudociencia. Por fin un libro rigurosamente científico sobre los “sentidos” de las plantas. ¿Veremos la edición española?
DANIEL CHAMOVITZ: ¡Eso espero! Mientras, tanto, WAPK [abreviatura del libro en inglés] se ha traducido a 12 idiomas. Ningún editor español ha mostrado interés aún; quizás puedas ayudarme a encontrar uno.

A.L.: Lo que sabe una planta sostiene que las diferencias genéticas entre plantas y animales no son tan significativas como pensamos; las plantas son organismos complejos con vidas sofisticadas y sensuales. Su libro me recuerda a La botánica del deseo de Michael Pollan, donde el autor intenta estudiar las plantas desde el punto de vista de la “coevolución”. Es decir, nosotros elegimos las plantas y las flores... pero ellas también nos eligen en cierto modo, a través de los colores, de sus frutos, etcétera. ¿Estaba intentando escapar de nuestra típica visión antropocéntrica?
D.CH.: Desde luego. Los humanos tendemos a vernos como la cúspide de la evolución, cuando en verdad la evolución humana es sólo una opción para la vida en La Tierra (y ha traído varios pequeños inconvenientes, como la dificultad en el parto). Tratamos de describir nuestras destrezas intelectuales con un valor evolutivo de “mejor” y “más complejo”, pero tal y como se muestra en el libro, las plantas pueden ser más complejas genéticamente que la mayoría de los animales. No debería sorprendernos porque todos los organismos (las plantas, los bichos y los humanos) necesitan responder a su entorno para sobrevivir; la única diferencia es que los humanos tratamos de analizar nuestras respuestas.

A.L.: ¿Sienten dolor las plantas?
D.CH.: No, no sienten dolor. El sufrimiento es por definición subjetivo y se necesita un cerebro desarrollado para procesar la subjetividad.

A.L.: ¿Hay alguna relación entre el tamaño de una planta y sus estructuras internas? Eso parecía sugerir Haldane con los animales.
D.CH.: No estoy muy familiarizado con las teorías de Haldane. La organización estructural es increíblemente parecida entre las plantas pequeñas y las grandes.

A.L.: En su libro describe cómo las plantas “ven”, “huelen”, “sienten” y “recuerdan”. Sin embargo, las plantas no “oyen”. Están sordas, por así decirlo. No pueden reaccionar a la música, como algunos sostienen. En cambio, quizás las plantas puedan “oír” algún tipo de vibraciones ultrasónicas; algunos científicos creen que las plantas podrían comunicarse a través de sonidos pasivos, como el crujir de la madera, en un periodo de sequía para preparar a otras plantas para la escasez de agua. ¿Hay algún estudio nuevo sobre bioacústica vegetal?
D.CH.: Alguna investigación reciente (http://www.cell.com/trends/plant-science/abstract/S1360-1385(12)00054-4) que viene del laboratorio de Monica Gagliano da a entender que las plantas podrían responder a los sonidos. No a la música, que es irrelevante para una planta, pero sí a ciertas vibraciones. Será muy interesante ver esos resultados y que se confirme en otros laboratorios.

A.L.: En Málaga, la ciudad donde vivo, algunos biólogos han descubierto cómo conseguir chirimoyas sin semillas gracias a una mutación natural. ¿Qué opinión te merecen estos avances? También es una buena ocasión para preguntarle por el interminable debate de los transgénicos.
D.CH.: Ésta es una pregunta importante. Creo que tú y tus lectores necesitan darse cuenta de que todo lo que comemos, cada cereal, fruta o vegetal que se cultiva es resultado de la manipulación genética y del cambio genético forzado por los humanos. Un tomate natural “salvaje”, que crecía en Perú, es en realidad muy pequeño y te haría enfermar si te lo comieras. Por otra parte, el tomate cultivado nunca podría sobrevivir en el entorno natural de Perú. La tecnología de los Organismos Genéticamente Modificados es solamente otra herramienta en nuestro arsenal para mejorar las plantas con fines agrícolas. En realidad, es una herramienta más exacta que la reproducción clásica, que a menudo deriva en rasgos no deseados introducidos en las plantas.
La oposición a los OGM está basada casi por completo en ideas políticas o económicas y en la pseudociencia. No tiene en cuenta los grandes avances que esa tecnología conlleva, como la posibilidad de prescindir del uso de pesticidas químicos venenosos (hay un montón de pruebas de cómo esos pesticidas contaminan el agua).

A.L.: Las plantas diferencian entre el azul y el rojo mediante los fotorreceptores. También diferencian entre lo frío y lo caliente. Supongo que no le interesa la jardinería, pero ese conocimiento ha de ser muy útil.
D.CH.: No soy muy jardinero que se diga (en realidad, y por desgracia, se me mueren las plantas de interior). Nuestra ciencia básica se traduce con frecuencia en ventajas agrícolas. Por ejemplo, los agricultores manipulan la luz para acelerar o inhibir la floración. Todo esto está basado en décadas de investigación sobre las respuestas de las plantas a la luz.

A.L.: Los hongos no son plantas estrictamente hablando. Pertenecen a otro reino. No sé si ha observado grandes diferencias acerca de cómo “huelen”, “ven” o “sienten”.
D.CH.: Todos los organismos necesitan responder al entorno y adaptarse a él para poder sobrevivir. Los hongos no son diferentes de las plantas o de las personas en este aspecto.

A.L.: ¿Publicará una segunda edición?
D.CH.: Ya veremos. Se puede concebir una segunda edición en unos años.


A.L.: Un pequeño e ingenuo juego final. Díganos qué le sugieren estas palabras...

El tomate.
Salsa.

La patata.
Hambrunas.

Plantas carnívoras.
La película La tienda de los horrores.

Los tulipanes.
Holanda.

El roble.
Majestuosidad.

La secuoya.
California.

El maíz.
Los campos.

La orquídea.
La perfección.

La rosa.
El amor.

La lechuga.
Conejos.

El peyote.
India.

El olivo.
El aceite.

Andrés Lomeña
8 de mayo de 2013

2 comentarios:

  1. me hubiera gustado que la entrevista profundizara más en el tema de la sensibilidad de las plantas, pero es un aporte más a la divulgación de la ciencia. Saludos

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    1. En realidad, no habla de la "sensibilidad" de las plantas, porque las plantas carecen de sensibilidad, sino de la sensorialidad.

      Las plantas tienen la capacidad sensorial de detectar estímulos del exterior y reaccionar a ellos. Pero esto también lo hacen máquinas eléctricas. Los termostatos detectan variaciones de temperatura, son sensoriales. Pero no sienten frío ni calor, no sienten, no son sensibles. Las plantas funcionan de la misma manera. Aquí hay sensorialidad pero no sensibilidad. Los vegetales no poseen neuronas, no poseen sistema nervioso, no disponen de un órgano que pueda procesar sensaciones, así que es imposible que puedan sentir.

      Sólo los animales dotados de un sistema nervioso centralizado pueden procesar sensaciones, es decir: dolor, placer, alegría, tristeza, ira, felicidad,... Sólo ellos poseen sensibilidad o sintiencia.

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