ANDRÉS LOMEÑA: En primer lugar, enhorabuena por su libro Los amamos, los odiamos y... los comemos. Me atrevo a decir que es el fenómeno más importante desde Una dieta para un planeta pequeño y El dilema del omnívoro. Quisiera saber qué acogida ha tenido su libro.
HAROLD HERZOG: Gracias por la amable comparación de mi libro con Una dieta para un planeta pequeño y El dilema del omnívoro. Me encantan los dos libros. Casi todas las críticas de Los amamos, los odiamos y... los comemos han sido muy positivas. Lo que ha sido especialmente gratificante es que ha recibido buenas críticas en distintos tipos de publicaciones, desde revistas científicas como Nature a magazines más literarios como The New Yorker. Intenté escribir un libro que agradara tanto a los lectores en general como a los académicos, y parece que he tenido éxito. Me sorprendió que el libro tuvo buenas notas por parte de los activistas de los animales, pues pensé que serían muy críticos.
A mi editora le gustó cómo quedó el libro y creo que está satisfecha con las ventas. Se ha traducido a siete idiomas y está llegando a una audiencia internacional. Además, se está usando en los campus en una variedad de cursos, incluyendo filosofía, historia y psicología. También se está leyendo en los programas de lectura de primer año de algunas universidades.
A.L.: Ha descrito un amplio abanico de comportamientos y actitudes, como aquellas personas que llegan a ser vegetarianas u otras que se arrepienten de serlo. Defiende una “zona media conflictiva” para cuestiones morales relacionadas con los animales. ¿Es esa zona algo similar a lo que pedía Jonathan Safran Foer, esto es, ser "carnívoros conscientes" de lo que implica comer animales?
H.H.: Buena pregunta... sí, creo que la “zona media problemática” se parece mucho a ser un “carnívoro consciente”. Sin embargo, esta problemática va más allá de los alimentos e incluye actitudes hacia otros asuntos complejos, como el uso de animales para la investigación biomédica o mantener a animales cautivos en un zoo.
A.L.: Usted compara las condiciones de los gallos de pelea con las de las gallinas de granjas industriales. Sugiere que podría ser mejor vivir como gallo de pelea que como pollo en una granja. En España, hay muchas personas que rechazan los toros y sin embargo se comen sin problemas un buen solomillo. ¿Hay una salida digna a estas contradicciones?
H.H.: Aunque explico las razones de estas paradojas en nuestras relaciones con los animales, no creo que se puedan resolver fácilmente. De hecho, el punto central de mi libro es que esas paradojas son comunes (y para la mayoría de las personas, inevitables). Podemos: 1) no pensar en las contradicciones entre nuestras creencias y nuestro comportamiento. 2) Aprender a vivir con ellas. 3) Cambiar nuestros comportamientos. Mi objetivo como autor fue señalar esas paradojas. Pienso que esto podría mover a las personas hacia las categorías dos y tres.
A.L. ¿Es la antropozoología una nueva disciplina? ¿Es usted uno de los padres fundadores de este nuevo campo o hay otros pioneros?
H.H.: Es una nueva disciplina. Se remonta a finales de los sesenta pero realmente despegó a finales de los ochenta. Aunque yo empecé a hacer alguna investigación en este área hace casi veinticinco años, no me considero uno de los fundadores. Los pioneros fueron investigadores como Boris Levinson, Alan Beck, James Serpell, Erika Friedman, Arnold Arluke, John Bradshaw y Aaron Katcher.
A.L.: Sostiene con datos y estudios que no hay conexión entre la crueldad animal en la infancia y la violencia durante la madurez. Sin embargo, ¿no piensa que el respeto animal sería una buena medida de la benevolencia humana? Incluso el filósofo estadounidense Richard Rorty creía que las cuestiones morales eran como un “círculo en expansión”, por usar la expresión del filósofo australiano Peter Singer.
H.H.: El vínculo entre crueldad contra los animales durante la infancia y la violencia es un tema candente. No estoy convencido del todo porque la mayoría de los niños que han tenido experiencias con la crueldad animal crecen hasta ser adultos perfectamente normales. Puede haber alguna relación entre la crueldad animal y la criminalidad adulta, pero no conocemos el grado de correlación ni que esto sea causal.
Por cierto, me gusta lo del “círculo en expansión”. Vemos algunas evidencias de esto. Piensa, por ejemplo, en el hecho de que algunos países, incluyendo a España, están considerando cambiar la legislación para dar ciertos derechos a especies como los grandes simios.
A.L.: Joan Dunayer y Gary Francione son dos pensadores muy radicales en su visión de los derechos animales. Usted ha criticado a Dunayer por su extremismo acerca del sufrimiento de los insectos y de otros seres no humanos. Por otro lado, el filósofo Peter Singer tiene ideas más complejas y también muy controvertidas. ¿Qué piensa de su libro Liberación Animal, toda una Biblia de los derechos animales?
H.H.: Pienso que Singer es el mayor experto con vida en temas éticos. La virtud de Liberación Animal era que combinaba una filosofía moral rigurosa y coherente (lo que gusta a nuestras mentes) con historias de abuso animal (lo que toca nuestros corazones humanos). El libro realmente fue el salto que dio lugar al movimiento moderno de protección animal.
A.L.: Me imagino que no tiene ningún parentesco con el cineasta alemán Werner Herzog. ¿Le gusta su cine? Lo pregunto porque hay bellas reflexiones sobre la naturaleza humana y también sobre nuestra relación con los animales.
H.H.: No, no estamos emparentados, pero tenemos un interés común en la psicología de las interacciones entre humanos y animales. Me encantó Grizzly Man y un documental más reciente llamado La cueva de los sueños olvidados, que trata sobre las conexiones entre nuestros ancestros de la edad de Piedra y las bestias con las que ellos compartieron su mundo.
A.L.: Si quiere añadir algo para terminar...
H.H.: Estoy encantado de que la gente en España esté interesada en mi obra y en el estudio de las interacciones entre animales y humanos. En 2006, la Sociedad Internacional de Antropozoología se reunió en Barcelona. Fue uno de los mejores encuentros que he tenido. Fue una estancia maravillosa y la comida era espectacular.
ANDRÉS LOMEÑA
22 de octubre de 2012
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